viernes, 29 de marzo de 2013

Conmemoración del Viernes Santo


Desde las 15 hs. se conmemoró el Viernes Santo en el Salón del Peregrino; allí se llevó a cabo la Adoración de la Cruz por cientos de fieles entre vecinos y turistas, con la presencia del intendente de Cura Brochero don Gustavo Pedernera y su esposa, que luego realizaron un Vía Crucis por las calles de Villa Cura Brochero desde el Salón del Peregrino hasta el Santuario que Guarda los restos del Cura Brochero en la Parroquia Nuestra Señora del Tránsito, portando la Cruz con el cuerpo yacente de Jesús depositado en el altar del templo. 
En tiempo de Jesús, la crucifixión era la ejecución más cruel y degradante que se conocía.  Un ciudadano romano no podía ser crucificado, por ejemplo.  La muerte sobrevenía después de una larga agonía.  Jesús en la cruz, con un sufrimiento físico y moral muy grande, fue capaz de perdonar a los que lo ofendieron con las siete palabras que en forma de testamento a sus fieles:  
“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.  “En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso”.  “Mujer ahí tienes a tu hijo.  Ahí tienes a tu Madre”.  “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.   “¡Tengo sed!”.   “Todo está cumplido”.    “Padre: en tus manos encomiendo mi espíritu”.    Desde la cruz nos termina de dar su mensaje de amor y salvación dejándonos a su Madre y enseñándonos a perseverar hasta el final.
El sacrificio de la cruz se vuelve a vivir en cada Eucaristía, por medio de ella, Jesús sigue vivo y permanece con nosotros.
EL VÍA CRUCIS

El Vía Crucis pretende reavivar en la mente y el corazón la contemplación de los momentos supremos de la entrega de Cristo por la Redención, propiciando actitudes íntimas y cordiales de tristeza o compasión ante las desgracias ajenas, confianza, gratitud, generosidad e identificación con Cristo.  Esta forma de meditación, casi escenificada y alternada con cantos y oraciones, ayuda no sólo a recordar los sufrimientos de Cristo, sino a descubrir, en cierta medida, la profundidad, el drama, el complejo misterio de la donación total.
Asimismo en el Vía Crucis adquieren la evidencia más impresionante el dolor humano en su más alto grado, el pecado humano en su más trágica repercusión, en contraste con el amor en su expresión más generosa y más heroica, la muerte en su más cruel victoria y en su derrota definitiva.
El Vía Crucis es un ejercicio espiritual de gran arraigo en la piedad tradicional de la Iglesia Católica.

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